La puerta como propuesta habitable
Videoperformance
Círculo de Bellas Artes
2021
–
(en proceso)
Propongo un proyecto de contraarquitectura en la forma de videoperformance donde desempeño infiltradamente la función de portero institución artística.
Decía Adolf Loos que “un arquitecto es un albañil que sabe latín” y veo en el papel cotidiano de los porteros un espacio de acción cargado de potencial arquitectónico. Pienso en los porteros como observadores de campo: presencias urbanas invisibles que perciben como nadie las celeridades del día a día. Encarnan un sistema cotidiano de control, el termómetro social y político de la arquitectura. Los porteros habitan las puertas y el campo espacial que activan. Una zona de indefinición donde cuerpos en movimiento entran y salen. Admiro cómo hacen suyo ese tiempo burocrático y cómo afrontan, en plena era de la hiperactividad y la sobreproducción, un empleo cuya acción mayoritaria se basa en la espera. Un estado contemplativo que hace de ellos “seres escultorizados”, figuras estáticas pero cargadas de información. Si el portero representa la viva imagen de la frontera arquitectónica, el sereno sería su versión exógena o urbanística.
La obsolescencia y desaparición de ambos oficios refleja la nueva concepción espacial que impera: una esquizofrenia por el espacio interior continuo que obedece a dinámicas neoliberales y que no sólo disloca la dicotomía interior/exterior sino que también supone la ruptura de la relación del espacio público y privado. Hoy en día, la salida del metro se encuentra ya en el interior de un centro comercial. O de un cine, o de un estadio. Los espacios intersticiales de transición y encuentro social fortuito apenas sedan, en beneficio de la fluidez de la conexión.
Cuenta el escritor Reinaldo Arenas en su novela “El portero” –Anagrama, 1987– la historia de Juan, un emigrante cubano que acepta el empleo de portero en un rascacielos de Manhattan. Juan se pasa el día abriendo puertas y su vida es la propia metáfora que está viviendo: un fenómeno de borde, tangencial, que por pertenecer a dos mundos, no pertenece a ninguna. Y ese umbral se vuelve su habitación propia, su propuesta habitable.
El campo describe un espacio de propagación, de efectos. No incluye materia o puntos materiales, sino funciones, vectores y velocidades. Describe relaciones internas de diferencia dentro de campos de celeridad, de transmisión o de puntos de aceleración; en una palabra, lo que Hermann Minkkoski llamó el mundo.
– Sandfor Kwinter, 1986
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